Es muy frustrante ver que casi nada aquí crece, casi nada parece evolucionar, solo muy pocos
lo hacen y el dólar americano. Estas dos situaciones nos deben preocupar, pues si bien es
cierto existe la libertad y el consumidor pero muchos “artistas” y empresarios han tomado la libertad como un verdadero y escandaloso libertinaje.
Ahora, ¿cuántas opciones le damos a un consumidor tan
desnutrido?
Le estamos dando hambu-ratas. Es cierto, los medios de
comunicación nada harán para cambiar esto, es su negocio, eso vende y la gente
lo baila, la gente va a sus conciertos.
Es frío, es terrible, ¿no?, pero es una
realidad.
O sea, le daremos más chance al derecho de seguir en una
mediocridad y al final, con resignación e indiferencia optar por el -“si no te
gusta, haz zapping”-
¿a caso a nadie le preocupa esto?
¿a caso a nadie le preocupa esto?
¿dónde están los artistas? O sea, ¿para eso estudias?
¡No!, tú estudias para encerrarte en tu dormitorio 8 horas para tocar más rápido que Malmsteen, ser el más famoso y al final, hagas música popular y te llenes los bolsillos de soberbia y el corazón de dinero.
¡No!, tú estudias para encerrarte en tu dormitorio 8 horas para tocar más rápido que Malmsteen, ser el más famoso y al final, hagas música popular y te llenes los bolsillos de soberbia y el corazón de dinero.
Ahora, he tenido
el agrado de tocar y conocer músicos que buscan el verdadero arte, el hecho de
vivir por ella y de ella, pero con la conciencia de hacer un cambio en esta
civilización, dejando las infantiles quejas en las redes sociales (que es popular en esta generación artística...) y ejecutando
como los dioses, tratando de dejar una eterna huella en este mundo, como en las
épocas primitivas, como solo el arte puede hacerlo.
Es hora de dejar la
mediocridad que ha venido persiguiendo nuestra milenaria y riquísima cultura,
hagamos atractivo nuestro arte, pensemos en verdaderamente algo que pueda
equilibrar tu sueño, el arte y la lucha por el cambio.
No darle chance al consumidor en hacer zapping, es
hora que él entre en una disyuntiva y tenga que escoger un canal, es hora que el consumidor invierta
en el verdadero arte, algo que le haga inflar el pecho a medio Perú, brillar, traer más
consumo y por sobre todo dar un grano de arena por el bien de la humanidad. Tenemos esta responsabilidad, ejercer el cambio, abrir un camino para que otros
puedan seguirlo.
La música, tiene la facultad y poder de cambiar civilizaciones
y a lo largo de la historia se ha podido fortalecer esta teoría. Si hoy en día te propones en unir el arte con el alma, no llegaremos a este punto, la esperanza no se pierde, jamás.
Hay demasiado talento,
falta exposición. Crea tu plataforma y haz trova en las plazas.
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